martes, enero 16, 2007

Se agua, amigo

Quíen nunca haya deseado que le den su primer beso, es tonto. No, lo siento, pero es verdad. Y quien nunca haya visto el anuncio de Bruce Lee, es marciano. No Mariano, marciano de extraterrestre. Y quien en su vida no haya escrito ningun relatol, por corto que sea, es que es un inculto sin imaginación XD


- Se agua, amigo...
Esa frase de la tele me estaba atormentando el día. No entendía que quería decir con eso.
El asfalto de la calle esta mojado y una suave lluvia mojaba mi lacio pelo en dirección al instituto. Las deportivas estaban chipiadas por culpa de los numerosos charcos que había pisado sin darme cuenta. ¿Esto era a lo que se referían con lo de ser agua? ¿A acabar como si me hubiese metido vestida bajo la ducha?
- ¡Elena!
Me giré al oír a alguien gritar mi nombre. Un chico corría en mi dirección con un paraguas en la mano, sonriendo como si fuese el día más soleado del verano.
- Hola Fran, ¿te has acordado de coger el paraguas? – le pregunté sin demasiada emoción.
- ¡Of course! No quería que se mojasen los libros – respondió él colocándose bien sus gafas marrones. Me recordaba a uno de esos científicos que se pasan todo el día entre probetas -. ¿Quieres entrar en mi territorio seco?
- ¿Te refieres a entrar bajo tu paraguas? No, gracias. Es que estoy intentando comprender el anuncio ese del coche.
- ¿El de Bruce Lee? – preguntó el sonriendo de oreja a oreja.
- ¡Si, ese! – dije cerrando los ojos para visualizar de nuevo las extrañas cara del actor.
- Yo si que lo comprendo – comentó Fran soltando una carcajada.
- ¿En serio? ¡Explícamelo!
- Es que... no sé si te gustará – dijo él repentinamente serio.
- Vamos, ¡por favor! – le supliqué poniendo cara de niñita buena.
En ese momento, Fran se quitó las gafas, las guardó en uno de los bolsillos del chubasquero y se inclinó hacia mí. Juntó sus labios con los míos y me besó. Cálidamente, dulcemente al principio. Yo me sorprendí. No me había esperado eso, ni mucho menos... pero, algo en mí me empujó a rodearle en cuello con los brazos y a disfrutar de ello. El beso se tornó en algo más salvaje. Cada uno bebía de los labios del otro, desesperadamente, como si estuviésemos en un desierto sin agua y nosotros fuésemos fuentes de agua clara y cristalina.
Poco a poco, Fran se fue separándose de mí. Me di cuenta de que había dejado el paraguas en el suelo y que su media melena castaña le cubría la cara. Con un ademán, se retiró el pelo.
- ¿Lo entiendes ahora? – preguntó él con una sonrisa picarona.
- Si... creo que si... – dije algo confusa.
- Bien – cercioró Fran rodeándome la cintura con los brazos.
- Pero dime... ¿Por qué me has besado? ¿No bastaba con explicármelo?
- Si, pero hacía tiempo que quería besarte y, ¿que mejor que para explicarte una cosa tan sencilla como es dejarse llevar? El agua puede fluir… o puede golpear. Se agua, amigo...
Y de nuevo nos sumergimos en otro intenso beso, ignorando la hora que era.


Que bonito sería, ¿no? Pues nos tendremos que quedar como estamos, sin nuestro principe misterioso, oculto tras sus paredes... por ahora ^^

Poned los pies en el suelo, alzad los brazos a las estrellas y cuidaos mucho ^^

By: Ángela S.C.


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